lunes, 23 de marzo de 2020

PERO CUANDO VENDRÁ EL HIJO DEL HOMBRE...3



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                                         CAMINO HACIA LA VERDAD III

                       “PERO CUANDO VENDRÁ EL HIJO DEL HOMBRE …”

                                                                     3

El Hijo del Hombre es, también, quien trae el juicio final a los humanos porque Él es la Justicia. Mientras Jesus, quien actúa en el Amor, acentuó, que Él no ha venido, a juzgar. (Juan 12,47). ¡La función judicial ha sido delegada por Dios a la “¡Justicia” en persona, Él Espíritu Santo! Su actuar se expresa en las Leyes inalterables de la Creación, y una retribución contra estas Leyes es un pecado contra el Espíritu Santo, que no se puede perdonar y están de purgar. Desde ahí las palabras de la Biblia, que los pecados contra Dios e Hijo de Dios pueden ser perdonados, pero no el pecado contra el Espíritu Santo (Mat. 12,31; Mark. 3,29).

 ¿Cuántos cristianos fervientes han pensado en vano el significado de estas palabras y han sido oprimidos por ellas porque no sabían el verdadero significado del Espíritu Santo? Su obra son las Leyes diamantinas e incorruptibles que impregnan la Creación, incluida la Ley de siembra y cosecha, la cual se expresa en lo terrenal como en el más allá.

Los pensamientos, el sentir, el hacer y actuar de los humanos están en el sentido de esta Ley, igual a una siembra, como las semillas colocadas en la tierra, una semilla espiritual que la debe cosechar el que la sembró. Ningún otro le puede quitar la cosecha de esta semilla, ya sea buena o mala. Tampoco Jesus, porque Él no puede cambiar las Leyes de la Creación o derivarlas, porque Él como Hijo de Dios está sujeto a las Leyes de su Padre como las criaturas. Él explícitamente dijo que cumpliría las Leyes de su Padre y que no las volcaría (Math. 5,17).

Como resultado, ninguna persona puede perdonar a su prójimo los pecados contra el Espíritu Santo. Por otro lado, tiene el poder y también el derecho de perdonar un sufrimiento infligido a él personalmente y así evitar una mala repercusión para su perpetrador desde el principio. En este sentido, las palabras de Jesús deben ser entendidas: “a quiénes vosotros las perdonáis, a ellos les están decretados … ” (Juan 20,23)

Una persona, por ejemplo, que, por su tendencia, daña a un ser humano, puede recibir inmediatamente el perdón de la persona en cuestión, pero solo de esta persona. Como resultado, no se pueden desarrollar hilos malvados del destino para esta lesión personal. Pero la pendiente pecaminosa lleva en sí mismo el malhechor, lo cual fue la fuerza motriz de este acto, no puede ser perdonado de nadie. Lo tiene que resolver él mismo el remordimiento real, que es equivalente a una transformación interna completa. Respeta y sigue él luego, en el futuro, las Leyes del Espíritu Santo, en lugar de oponerse a ellas, ¡la gracia de Dios descansando en esta Ley siempre estará con él! Por la misma razón, Jesús pudo perdonar personalmente la calumnia infligida a Él, pero no pudo evitar que el destino de la humanidad, que surgió del rechazo de su misión y su mensaje, siguiera su curso y tuviera que resolverse en el juicio del mundo.

                                           Herbert Vollmann
                   
(Escrito estando en la cercanía de Abd-ru-shin e inspirado en el Mensaje del Grial))

        Continuará.....

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Fuente: http://www.microorganismos-efectivos.com/camino-hacia-la-verdad/

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